En Gaza la historia se repite en bucle. Cada noticia es una versión de otra anterior. ¿Cuántas personas hambrientas han muerto mientras intentaban alcanzar los paquetes de ayuda humanitaria lanzados desde el aire? Al tremendo censo de víctimas se sumaron anteayer, por lo menos, otras 18; doce ahogadas en el mar y seis, asfixiadas en la estampida.

La tremenda paradoja, como han denunciado las autoridades palestinas, es que estos operativos impulsados –se supone– por la mejor de las intenciones se han convertido en “un peligro real para la gente desesperada”. Ante la situación, el ministerio de Sanidad ha tenido que pedir el final de estas acciones que califica como “inútiles, ofensivas e inapropiadas”.

Lo más parecido a una solución es que Israel permita de una vez la entrada de los cientos de camiones a rebosar de comida, material sanitario y otros enseres básicos que se apelotonan en el paso fronterizo con Egipto. Obviamente, Netanyahu no va a mover un dedo en ese sentido. Como mucho, dosificará su sadismo para, como hasta ahora, dejar entrar una parte ínfima de los convoyes.

Netanyahu ni se inmuta

Anoto todo esto menos de 48 horas después de la primera resolución del Consejo de Seguridad de la ONU llamando a un alto el fuego que ha conseguido vadear los vetos cruzados, principalmente de Estados Unidos y del letal binomio Rusia-China.

Como era de esperar, el Gobierno de Tel Aviv se ha fumado un puro con una demanda que, por lo demás, apenas supondría un parche para la terrorífica espiral de muerte y destrucción.

Algunas interpretaciones voluntaristas empiezan a sostener que la resolución aprobada pone en evidencia la soledad de Israel ya que, por primera vez, Washington se ha puesto de perfil. Aparte de que está por ver que el voluble Joe Biden confirme su cambio de postura con otras actuaciones más valientes y contundentes que una triste abstención en el Consejo de Seguridad, Netanyahu no se dará por aludido. Desde que comenzó su despiadada operación de castigo tras los ataques del 7 de octubre, su objetivo es inalterable. Como ha dicho en varias ocasiones, busca la destrucción total de su enemigo. Nada lo detendrá.