Se habrá enterado usted ya de que a David Broncano le ha detenido la Policía, y a Carlos Sobera también. Hay fotos de ellos poco después del arresto, siendo trasladados por varios agentes encapuchados. Junto a las imágenes, titulares que hablan de “escándalo” y “conmoción” y de que “una cámara lo grabó todo sin que lo supieran”. En algún caso incluso va más allá y Sobera afirma desafiante que “no se arrepiente”, aunque en otras imágenes se le vea muy desmejorado, con lesiones en la cara, como si hubiera recibido una paliza y hasta llorando. A Broncano, que unas veces sale en chándal y otras viste de traje, le dedican un interrogante: “¿Será el fin de su carrera?”. Las dos noticias aparecen a todas horas por todas partes en Twitter (ahora X) y cada vez que las veo pienso en esa gente que presume de informarse exclusivamente por las redes sociales. Son noticias falsas apoyadas en fotomontajes para hacer bueno el “si no lo veo, no lo creo” y que, a base de aparecer 300 veces, se grabarán en la memoria colectiva y habrá quien piense que fue cierto. Pero, sin esperar tanto, deja a las claras el coladero en el que se ha convertido esta red social en la que, si hay pasta por delante, dejan publicar cualquier anuncio, por falso y burdo que sea. Facua ya ha denunciado. Desconozco si los falsos arrestados también. Cuidado con dónde clican.