La vivienda del barrio de El Antiguo en la que esta madrugada ha ocurrido un homicidio en el que ha muerto un hombre de 52 años de origen polaco había sido foco de denuncias anteriores debido a los "altercados" y el "jaleo" que se producían en este piso, según han denunciado los vecinos. Además, un conocido de uno de los convivientes del inmueble ha afirmado que la víctima del crimen tenía "amenazado" al arrendador del piso.

Según han informado a Efe fuentes policiales, el fallecido presentaba un golpe en la cabeza propinado al parecer con una pala.

Dos varones de 53 y 54 años, un hombre guipuzcoano y otro segundo varón también de nacionalidad polaca, continúan detenidos por la presunta implicación en la muerte de Tomás, ya que, según han señalado fuentes del Departamento vasco de Seguridad, el cuerpo presentaba "evidentes indicios de criminalidad".

"Nos conocemos todos"

Este miércoles por la mañana, todavía se podía ver a la Ertzaintza tomando declaración en la zona tanto a los vecinos como en los locales, a pesar de que el homicidio se había producido pasada la medianoche. La gran mayoría de inquilinos del edificio no han querido hacer declaraciones a los medios sobre lo ocurrido y tampoco los y las trabajadoras de los locales.

No obstante, una vecina del barrio ha afirmado estar "realmente impactada" ante lo sucedido, ya que "es una zona muy tranquila donde nos conocemos prácticamente todos". "De hecho transitamos por esta calle a diario muchas veces para todo tipo de cosas como hacer compras e incluso hay un pequeño bar al lado del portal donde nos reunimos amigos", describía sobre una zona en la que hay comercios como una peluquería, una frutería y una pescadería.

Sucesos extraños en el piso

Por otro lado, un inquilino del primer piso, del mismo portal, ha declarado que pasada la medianoche vio luces azules desde su ventana, por lo que se asomó para averiguar qué es lo que había pasado. Según su relato, al edificio llegaron dos ambulancias, seis coches de la Ertzaintza y un par de hombres de la policía científica. A las seis de la mañana, todavía continuaban en el domicilio en el que ha ocurrido el trágico suceso.

Edificio en el que ha sucedido el homicidio, en el paseo Mikeletes número 8 de Donostia Arnaitz Rubio

Los vecinos han declarado que era una persona simpática, aunque bastante seca, pero también lo consideraban alguien con quien preferían no encontrarse a causa de que era "descuidado" y "tenía mal olor". Además, no era esta la primera vez que la Ertzaintza acudía al domicilio, ya que en ese piso "había mucho jaleo" y se habían denunciado varios "altercados" con anterioridad. Algunos vecinos han asegurado que estaban "hartos". De hecho, han explicado que, sobre todo los fines de semana, acudía gente que entraban en la casa y a los 5-10 minutos volvían a salir, por lo que presentían que "algo raro había". "No sabíamos si vendían droga pero algo pasaba".

Estado de coma

Al escenario del crimen, ha acudido esta mañana un conocido de la persona que alquilaba el piso, quien ha declarado que en el domicilio estaban conviviendo tres personas: su amigo y arrendatario, el fallecido, que responde al nombre de Tomás y tenía nacionalidad polaca; y un compatriota de este último, al que ha definido como una persona "noble y muy tranquila".

En este sentido, ha asegurado que la víctima había estado en el ejército y había tenido anteriormente altercados derivados de un posible delito de tráfico de drogas. Concretamente, ha relatado un episodio en el que el fallecido pasó aproximadamente tres meses en coma tras sufrir una paliza. "Le dejaron en el monte medio muerto", ha manifestado y, como consecuencia de esta agresión, tuvieron que colocarle "placas de hierro en la cabeza".

Ha explicado que el fallecido era una persona de complexión fuerte de 52 años y que, a pesar de las especulaciones de los vecinos de que era un 'narcopiso', esta persona amiga del arrendatario ha afirmado que si bien los convivientes del piso consumían drogas, no se les podía denominar traficantes.

"Lo tenía amenazado"

Al parecer, el arrendador del piso, de propiedad de su familia, y el fallecido no tenían una relación muy estrecha, ya que, como ha comentado a los medio el conocido de este, "Tomás lo tenía acojonado". Al parecer, el casero quería echarlo del inmueble pero "lo tenía amenazado, estaba muy loco y no lo podía echar de casa".

También se ha sabido que las personas que alquilaban las habitaciones no duraban mucho en la vivienda, por lo que se producía con asiduidad el cambio de inquilinos, y que tenían una mascota, un pastor alemán, que han trasladado a la protectora de animales.