Como estaba previsto, el Comité Federal del PSOE que tenía por objeto aprobar la candidatura de Teresa Ribera a las elecciones europeas del 9 de junio se convirtió finalmente este sábado en un acto de desagravio a Pedro Sánchez, en una demostración sin fisuras del respaldo al presidente español por parte de la dirección y con 12.500 militantes a pie de calle. Ni siquiera desafinó su barón más crítico, el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García Page, una muestra más de la situación de excepción en la que vive el PSOE desde que Sánchez anunció por sorpresa el miércoles que baraja dimitir por el asedio mediático a su esposa, Begoña Gómez. Sigue aislado sin responder llamadas y este sábado tampoco apareció por el comité. Aunque será el lunes cuando desvele su futuro y en algunos ámbitos se maneja ya como una posibilidad real que su renuncia sea inevitable, el PSOE ha realizado el último intento de que se quede.

Algunos lo hicieron con especial vehemencia, como el socialista vasco Eneko Andueza, quien fue respondido con una ovación, con lágrimas y con la dirección en pie cuando apostó por “aguantar” y cuando recordó a los socialistas caídos y a los que se jugaron la vida en la dictadura y ante ETA; y otros no recurrieron a tanta épica, como el catalán Salvador Illa, para que no se interprete que no respeta su reflexión. La presidenta navarra, María Chivite, recordó los insultos que ella misma padece.

La presidenta navarra, María Chivite, y el líder del PSE, Eneko Andueza, con los militantes del PSOE en Ferraz Rodrigo Jiménez/Efe

El papel de María Jesús Montero

En un momento incierto, los socialistas cerraron filas con la continuidad de sus políticas frente a la derecha, pase lo que pase. El comité se paró para que los representantes socialistas salieran a la calle y saludaran a sus fieles, que abarrotaron las inmediaciones en una concentración con unas 12.500 personas, según la delegación del Gobierno español en Madrid. Fue una jornada de música, selfis, emotividad y mucha gestualidad en los dirigentes del PSOE, donde incluso los más comedidos se fotografiaron agitando los puños y en un estado entre la euforia y la contrariedad. Tuvo un papel destacado la vicepresidenta y número dos de Sánchez, María Jesús Montero, quien al mismo tiempo aparece en las quinielas como posible sucesora si el presidente español dimite. Respondió de manera simbólica a la carta de Sánchez: “Presidente, sí merece la pena que ganen los buenos. Firmado, los socialistas”. A la derecha y la ultraderecha les pidió que “cesen las mentiras, bulos y la violencia verbal ejercida sin reparos”.

Andueza y Chivite

La militancia de la comunidad autónoma vasca y la navarra se volcaron con Sánchez, enviando a Ferraz siete y un autobús, respectivamente. Andueza pidió a Sánchez que piense en las víctimas de la Guerra Civil y la dictadura, “en los muertos en las cunetas y las tapias de los cementerios”, en quienes sufrieron el exilio y la represión y en los resistentes frente a ETA. “Ser socialista no es fácil. Y ser valiente no puede salir tan caro. Pero merecerá la pena seguir adelante. Aunque solo sea por desterrar a esta derecha y seguir contribuyendo a mejorar la vida de la gente”, dijo, para apostar por que el Gobierno español “siga trabajando desde los principios y valores socialistas”. Cerró filas con Sánchez: “Pedro, vas a seguir y nosotros seguiremos, hasta el final, contigo”.

La navarra María Chivite avisó de que no se puede consentir que, “mediante el acoso y el chantaje familiar”, la derecha consiga lo que no logró en las urnas. Deseó que Sánchez sienta el apoyo del PSN y alertó contra aquellos que “desestabilizan” las instituciones con la intención de generar dudas sobre la utilidad del sistema democrático.

Los escenarios de Sánchez

Salvo que Sánchez sorprenda con alguna otra posibilidad que nadie ha contemplado, se barajan tres escenarios. Uno de ellos es que dimita y sea reemplazado por otro líder, como Montero, Pilar Alegría o el expresidente Zapatero, quien al parecer está moviendo todos los hilos posibles para evitar su renuncia. Otra posibilidad es que la legislatura llegue a su fin, que se disuelva el Congreso a finales de mayo para celebrar elecciones en torno al 25 de julio, aunque es una posibilidad que no convence a sus socios porque quieren que la legislatura aguante y se cumplan los acuerdos de investidura. Como tercer escenario, podría presentar una cuestión de confianza, una votación en el Congreso para testar sus apoyos y donde buena parte de sus aliados se han mostrado dispuestos a ratificarlo, quizás con la duda de Junts. Sobrevuela la posibilidad de que Junts pida algún gesto en plena campaña electoral. Carles Puigdemont ofrece su respaldo si Sánchez se abre a un “acuerdo histórico” en Catalunya. El cuarto escenario, seguir adelante como si nada hubiera sucedido, parece a estas alturas el menos probable.

"Nos pueden llamar perros, somos fieles y leales"

En el Comité hubo guiños a los insultos que se utilizan para deshumanizar al líder del PSOE con el sobrenombre Perro Sánchez, un apelativo que en los últimos tiempos ya había hecho suyo su partido en sentido positivo. Ribera lo refrescó: “Nos pueden llamar perros, porque somos fieles y leales, defensores de los derechos, del futuro de los españoles, de nuestros jóvenes pero, en ningún caso, ilegítimos o gente sin valor”. Page, por su parte, remató la unidad: “Para contestar a todas las calumnias, vais a contar la dirección y por supuesto Pedro con todo nuestro apoyo, con el mío particularmente, porque no se puede consentir”.