Las txapelas del XXII Memorial Goñi fueron a parar a las cabezas de Beñat Apezetxea y Murua-Bernaola, que tuvieron que trabajarse muy mucho los preciados trofeos en dos partidos plenos de emoción, decididos en su recta final. 

En el torneo elite parejas, Ander Murua logró, no sin sufrimiento, mantener su jerarquía, haciéndose, acompañado de un trabajador Bernaola (22-20), con la txapela que se le negó el año pasado. El de Arrasate demostró ser un delantero completísimo, mostrando poder en ambas manos, gran capacidad de defensa y mandando en la cancha en un partido que Igoa y Garmendia le pusieron muy caro. 

Murua, galardonado como el mejor pelotari de la final, tuvo un arranque de partido fulgurante, pleno de acierto en el remate con el que se adelantaron 5-0 y con el que parecían encarrilar el triunfo. 

Nada más lejos de la realidad, Igoa y Garmendia ya habían demostrado en la semifinal que son una pareja dura y rocosa y que no estaban por la labor de dejarse llevar. Poco a poco vieron que sus opciones de txapela pasaban por cargar el juego atrás y evitar que Murua entrara en juego. Ahí emergió la figura de un Beñat Garmendia fresco, comenzando a poner en apuros a un Bernaola que no había sufrido tanto en todo el campeonato. El de Etxarri y el de Beasain, a base de pelotear y endurecer los tantos desactivaron a Murua y fueron metiéndose en el partido.

Eso sí, Murua fue apareciendo para superar el ecuador del partido con cierta solvencia (6-14). Tampoco ahí se dieron por vencidos los colorados y un Garmendia cada vez más dominador en los cuadros largos creó oportunidades para que Igoa también mostrara sus dotes rematadoras, para empatar la final a 19. No obstante, una pelota a la chapa del delantero de Etxarri, un txost de Murua y otro buen remate del arrasatearra les valió para hacerse con las txapelas.  

Beñat Apezetxea, ganador en el Cuatro y Medio de Promesas

En la final del acotado, Beñat Apezetxea se caló la txapela tras imponerse por la mínima a Daniel Sánchez en una final increíble, en la que fue capaz de dar la vuelta a un partido que se le había puesto imposible cuando el de Oberena se adelantó 12-1. Con las ideas muy claras, haciendo daño con el saque y moviendo a su rival, Sánchez rozó la perfección en esa primera mitad, sacando de quicio al de Goizueta, que entregaba mucha pelota servida a su rival. 

Cuando parecía tenerlo todo encarrilado, tal vez por el vértigo a ganar, fue el propio Sánchez el que metió a su rival en el partido, con múltiples errores y saliéndose de la línea que tan buen resultado le había dado hasta entonces. Esto dio confianza a un Apezetxea que se asentó y comenzó a aprovechar a su superioridad física, hasta ponerse por delante 16-17. 

Ambos pelotaris tuvieron momentos brillantes y otros de desconexión, con errores de bulto, y el partido entró entonces en una etapa de indefinición, con constantes alternativas en el marcador. El ritmo en el que se jugó la final pasó también factura, convirtiendo el desenlace en un cara o cruz en el que Sánchez acarició el triunfo con un 21-19, pero a Apezetxea le quedaba una última remontada con la que llevarse la final con un precioso dos paredes. 

Por su parte, Ibarluzea-Izagirre ganaron el Torneo Popular.–