Cuando se disponían a disfrutar de las vacaciones de Semana Santa, a George (10 años), Charlotte (8) y Louis (5) sus padres les dijeron que su madre tiene cáncer. Unos padres muy famosos y herederos al trono británico. Algo que ni George, ni Charlotte ni Louis han elegido que sus padres fueran. Son eso, sus padres, y por eso, estos retrasaron decírselo hasta el viernes. La primera operación fue bien, pero a los días no tanto: los médicos detectaron las células cancerosas. Kate y William decidieron comunicarlo el primer día de las vacaciones de Semana Santa, con los menores fuera del colegio y de rumores. En 1998 la reina Isabel II mandó quitar todas las teles de Balmoral la madrugada en la que murió Lady Di. Dos horas después de contárselo a sus hijos, el servicio de prensa publicó el vídeo de Middleton. Todos los que creyeron tener derecho de manosear la vida de Middleton, algo que no les gustaría vivir con su hija por muy personaje público y heredera a un trono que fuera, se quedaron de una pieza. “¡Respetemos la privacidad!”, se escucha. Muchas voces son las mismas que han facturado durante meses como si la ausencia de información diera barra libre a cualquier especulación. Su vida era de todo el mundo y, después de un vídeo de dos minutos, su cáncer ya no es de nadie. Solo de ella y su familia.