Cerca de dos centenares de personas participaron este jueves en una asamblea organizada por la asociación de vecinos de Herrera, Herripe, con el objetivo de abordar "la degradación e intranquilidad" que se vive en la zona "desde hace tiempo". "La percepción que tenemos es la de que la inseguridad se ha quedado enquistada", cuenta a este periódico José Ángel Apaolaza, Butx, miembro de la asociación.

Tal y como señala, la convocatoria trataba de dar a conocer a los vecinos la situación en la que vive el barrio y acordar una serie de cauces con los que revertirla. "Hay una degradación enorme, sobre todo en la zonas con tejidos industriales que se han quedado abandonados, pero también en el propio entorno urbano del barrio. Hay gente joven viviendo en diferentes zonas y se ha generando un ambiente bastante malo", explican.

En los últimos tiempos, los vecinos han detectado que varios jóvenes de origen magrebí se han instalado en los pabellones de la antigua bacaladera, en la zona de Oleta e incluso en la plaza San Luis, lo que ha llevado a "una situación de percepción constante de inseguridad, con algunos robos menores y problemas en varios negocios".

Varias patrullas de la Ertzaintza en el barrio de Herrera. Iker Azurmendi

Esta situación no ha disminuido a pesar de que la presencia policial en el barrio se haya incrementado desde que los miembros de la asociación se reunieran con el Ayuntamiento el pasado septiembre. "Que estén aquí patrullando ayuda, pero el problema es que no pueden estar todo el rato. Se ha generado un problema que parece que no avanza y entendemos que es un problema de índole global que nos atañe a todos, por lo que hace falta una mayor implicación conjunta", explica Botx.

Para ello, la asamblea de este jueves buscó ser una primera toma de contacto con el vecindario de cara a dar con posibles salidas entre todos. "Fue una reunión bastante ordenada en la que los vecinos pudieron decir lo que pensaban y quedamos en buscar puentes para crear una respuesta. Queremos crear una comunidad con todos los agentes, también con el Ayuntamiento", apunta, al tiempo que revela que el próximo jueves se llevará a cabo un segundo encuentro vecinal en el que empezarán a proponer diferentes actuaciones.

Derribo de los pabellones

Estas reuniones buscan atajar principalmente tres grandes puntos problemáticos. En primer lugar, varios focos de conflicto que se han generado en zonas como los bajos de las escaleras del Topo o los de la EPA y cuya limpieza y conservación queda en un limbo entre lo público y lo privado. En segundo, las inquietudes de parte de los vecinos sobre los futuros planes urbanísticos en los actuales tejidos industriales abandonados; y, por último, la inseguridad que ha llegado al propio centro urbano.

"Con el Ayuntamiento tenemos una conversación constante, pero mucho más del ámbito actual no se puede hacer. La salida tiene que darse a medio plazo. El derribo de los pabellones abandonados puede estar bien, pero también nos preocupa lo que se pueda hacer allí", indican desde la asociación vecinal, al tiempo que recuerdan que la expulsión de todas estas personas instaladas en estas zonas "solo serviría para llevar el problema a otros lugares".

Por este motivo, confían en también poder hablar con estas comunidades y buscar, entre todos, una serie de actuaciones para atajar el conflicto. "Seguiremos reuniéndonos y la intención ahora es la de crear una línea de trabajo con propuestas reales", agregan.